Jesús fue muy probablemente un judío políglota: charlaba comunmente a la multitud en un arameo propio de la zona de Galilea; empleaba el hebreo en las lecturas y en las discusiones bíblicas y teológicas en la sinagoga; conocía algo de heleno; y es improbable que chapurrara el latín.
Al charlar con los acólitos y con la multitud común, Jesús recurría muchas veces a un dialecto galileo-arameo, su lengua materna.
Lo que afirma la Biblia
De los primeros 4 libros del Viejo Testamento, los evangelios de Mateo y Marcos lo registran utilizando términos y oraciones en arameo, al tiempo que en Lucas hay una cita de Jesús comentando en hebreo en una sinagoga.
Como ejemplos del empleo del arameo poseemos: en Marcos 5:41, Jesús afirma a la hija de Jairo el término «Talitha cumi»; en Marcos 7:34, «Efata», al sanar un sordomudo; en Marcos 15:34, «¡Eloi, Eloi! lama sabactanio»; y en Marcos 14:36, pronuncia la palabra «Abba».
Jesús, la oración y su idioma maternal
En la vida de Jesús no hubo un día sin frases ni bendiciones. No obstante él quebró, en parte con la tradición. Jesús prosiguió recitando el chemán, las bendiciones y las frases de regla, en hebreo. Pero en sus oraciones privadas con su Padre, Jesús charló con él en su idioma maternal; el idioma que había crecido con él desde el instante en que estuvo en los brazos de María: el arameo.
De ahí que el Padrenuestro, en su versión original, fue registrado en arameo y no en hebreo. Tanto el Padrenuestro como aquellas frases que él charló con su Padre tuvieron el sello particular de la privacidad y expresión natural de su idioma originario. Pero Jesús no solo empleó el arameo para charlar con su Padre, sino además de esto se aproximó con el abad íntimo y familiar, primera palabra que salía de los labios del niño en el momento en que aprendía solamente charlar : «papa».
Jesús no se guardó esta experiencia de oración para lo privado. Él enseñó a sus acólitos esta novedosa dimensión en la vida de oración. De esta forma, Jesús removió la oración de la esfera de lo litúrgico y del lenguaje sagrado, para ponerlo en el corazón de la vida diaria.
Los lenguajes de las tierras bíblicas
Indudablemente, todos nos hemos efectuado las próximas cuestiones: ¿Qué idioma charlaba Jesús? ¿De qué forma se comunicaba con la gente? La contestación la logramos hallar situando el sitio de nacimiento, la estancia, los recorridos, el mensaje, el legado y valorando el idioma que prevalecía en esos tiempos por los que Jesús estuvo.