El 26 de julio de 2007 en la Facultad Cheikh Anta Diop (1) de Dakar, Senegal, el presidente de Francia pronunciaba un alegato, indudablemente histórico, en la primera visita al África subsahariana. Histórico, pero más que nada surrealista, por las metas, dirección, tono, contenido y carácter heteróclito de los elementos expuestos. Por qué razón argumentar que su charla no tuvo nada que envidiar a las prédicas de los misioneros del siglo XVI ni a las afirmaciones de los enormes pensadores occidentales con la dialéctica, por lo menos, de Hegel para quien África se encontraba fuera de la historia y de la evolución.
El contenido del alegato de Nicolas Sarkozy no puede ser de su cosecha, eso es visible, si bien esto no le absuelve. Pero dado que el presidente de una república sin dependencia no se dirija a su homólogo de país a país, sino más bien de manera directa a la élite de la juventud africana, expone que el reloj del presidente francés está detenido en 1885. Alguien puede imaginar -se Abdulaye Wade, presidente de Senegal, a quien la actuación de su homólogo no pareció incordiar, presentando la selección de fútbol de Senegal como el aparato «Francia bis», tomar la palabra en La Sorbona y dirigirse de manera directa a la juventud europea para explicarle quiénes eran los helenos, ¿qué fue el nazismo y la compromiso de los de europa en este delito contra la raza humana, la colonización romana y la nube radiactiva de Chernobyl? Nos preguntamos dónde se detendrá París lanzada hasta lo increíble por el sendero del neopaternalismo. ¿Mañana un alegato a los taxistas africanos, a las vendedoras del mercado, a los náufragos de Tenerife, a las víctimas de dramas familiares?
Lalibela, Etiopía
Contemplar por vez primera las iglesias cortadas en la roca de Lalibela es un instante que no vas a olvidar jamás!
Construido entre los siglos VII y XIII, el “Nuevo Jerusalén” está repleto de túneles zigzagueantes, arquitectura desarrollada y patios majestuosos y, como las iglesias todavía se utilizan en la actualidad, te vas a encontrar varios peregrinos vestidos con túnicas blancas.
Raíces africanas en la comida sudamericana y caribeña
Mangú (puré de plátano hervido) vino de la zona del Congo, en el momento en que existía el tráfico de esclavos. El nombre del plato es mangusis. La palabra mangú procede de esta palabra de África Occidental mangusi, que se refiere a cualquier vegetal triturado de la tierra. El origen del mangú se remonta a 1916 en el momento en que los estadounidenses invadieron la República Dominicana, después los soldados irían al pueblo. Entonces, un día, entre los soldados deseó evaluar varios de los plátanos picados que vio comer a los campesinos. En el momento en que lo probó, ha dicho: “Hombre, o sea bueno” y, señalándolo, ha dicho en resumen “¡hombre bueno!” Los campesinos creían que el nombre del puré de plátano en inglés era mangú. Es propio de República Dominicana.
Mofongo es un plato que se realiza picando plátanos verdes fritos con ajo, aceite de oliva y chicharrón (piel de cerdo frita). «Mofongo» procede del término angolano kikongo «mfwenge-mfwenge», que significa «un sinnúmero de cualquier cosa.» Yendo aún mucho más atrás, el plato tiene sus raíces en el fufu de África Occidental, una mezcla de ñame cocido. La mezcla se amolda en un cuenco o montículo antes de rellenarla o servirla con cualquier proporción de carnes o verduras y una salsa de ajo. Según el historiador y creador Cruz Miguel Ortíz Cuadra, el mofongo procede de la técnica angolana de machacar enormes proporciones de alimentos con almidón y después añadir líquido y grasa para suavizar la mezcla. (Los esclavos de Angola y otras unas partes de África fueron llevados a Puerto Abundante en 1500). En la actualidad existen muchas ediciones del icónico mofongo en sitios de comidas puertorriqueños, dominicanos y cubanos.