Desde el 1 de febrero, el día posterior al brexit, por el momento no va a haber mucho más eurodiputados ni altos cargos británicos en las instituciones de europa. No obstante, en Estrasburgo y Bruselas, frente a las máquinas expendedoras de café y las salas de asambleas, cualquier persona extraña proseguirá teniendo la sensación de que está en una organización en todo el mundo donde la lengua que charla prácticamente todo el planeta -quizás exagerando un tanto- es la lengua inglesa. Tras la salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE), la situación va a ser tal que de este modo: los británicos van a hacer las maletas, pero se van a dejar una por el sendero, la lengua inglesa. Los otros 27 Estados integrantes de la UE deberán posicionarse con en comparación con estatus que va a tener esta lengua tras el brexit. Hablamos de una cuestión en especial frágil, ya que se refiere implícitamente al respeto (oa la ofensa) por nuestra naturaleza de la UE, así como expone su lema: «Unida en la variedad».
El régimen lingüístico de las instituciones de europa fue grabado en piedra en el momento en que se firmó el Tratado de Roma en 1957, por el que se formó la Red social Económica Europea (CEE), que pasó a nombrarse Unión Europea (UE) en 1993. El Reglamento núm. 1, de 15 de abril de 1958, ingresó la regla de la concordancia del Consejo para la toma de resoluciones, que entrega el derecho de veto tanto a los Estados integrantes mucho más representativos como a los menos predominantes. Entonces, la CEE se encontraba dentro por sus seis integrantes creadores (Alemania, Francia, Italia y los tres países del Benelux), en los que se charla una o múltiples de las 4 lenguas siguientes: la lengua alemana, la lengua francesa, el italiano y el neerlandés. Todas y cada una ellas, en condición de igualdad rigurosa, tenían el status de lengua oficial y lengua de trabajo. No obstante, Reino Unido debió aguardar a entrar en la CEE, en 1973, a fin de que la lengua inglesa pudiese gozar de esta categoría. Transcurrido un tiempo, la UE fue ampliando su cartera de integrantes, pero con la salida de Reino Unido, en la red social va a haber 27 Estados integrantes y se charlarán 23 lenguas oficiales. La diferencia entre el número de integrantes y la proporción de lenguajes es porque múltiples Estados distribuyen exactamente la misma lengua. Por poner un ejemplo, la lengua alemana es la lengua común de Alemania y Austria.
14 players nacidos fuera de Marruecos
Los ‘Leones del Atlas’ son el aparato con mucho más futbolistas que han nacido fuera de las fronteras nacionales del torneo. Ciertos, en verdad, nacieron en España, como es la situacion de Achraf Hakimi -estrella del rompecabezas marroquí- y Munir Mohammedi, de La capital española y Melilla respectivamente.
La estrella del once marroquí comenzó su andadura en el fútbol en el Club Deportivo Colonia Ofigevi de Getafe, y un año después ingresó en las categorías inferiores del Real La capital española. Con ellos comenzó en partido oficial en el 2017. Por año siguiente se confirmó su cesión al Borussia Dortmund, después, su transferencia al Inter de Milán, y en el 2021, al final, el traspaso al PSG.
Un idioma que se usa bastante en protocolos de todo el mundo
Sucede que la lengua inglesa es un idioma frecuente en la Organización de ONU (ONU). Del mismo modo, se usa mucho en considerable suma de negocios de todo el mundo. En verdad, tiende a ser el idioma que se emplea en el momento en que 2 naciones de idiomas distintas deciden estar comunicado entre sí. Se le considera un idioma de empleo tan globalizado, que la UE no considera favorable descartarlo.
Cabe decir que, además de esto, la Unión Europea emplea tres lenguajes de forma recurrente en sus papeles de trabajo: la lengua francesa, la lengua alemana y la lengua inglesa. Por consiguiente, descartar la lengua inglesa supone remover parte importante de los protocolos y de los documentos completados. Todo semeja señalar que el idioma inglés proseguirá siendo fundamental en el ámbito europeo.
Una grave amenaza
El nuevo usado cuenta la crónica de Owen Hendricks (Noah Centineo), un joven letrado de la CIA que, como hemos explicado, en la primera semana de trabajo, en revela una carta del exagente Max Meladze (Laura Haddock). Una carta donde Max amenaza con publicar información confidencial sobre la agencia salvo que la exoneren de un grave delito.
Como enseña la síntesis de Netflix: “Desde ese instante, Owen se ve envuelto en los misterios del poder político, un planeta arriesgado ahora menudo absurdo gobernado por individuos taimados, mientras que recorre el mundo para realizar su misión y dejar su huella en la CIA”.