imagenes del espiritu santo en forma de lenguas de fuego

Pinturas equivocadas

Todos y cada uno de los cuadros, pinturas y estampas de Pentecostés acostumbran a enseñar al Espíritu Beato bajando con apariencia de lenguas de fuego sobre la Virgen María y los 12 Apóstoles. Estas imágenes hicieron opinar a la multitud que solo estas trece personas estuvieron presentes el día de Pentecostés. Aun en el momento en que rezamos el rosario, en el Quinto secreto glorioso, acostumbramos a meditar “la venida del Espíritu Beato sobre los Apóstoles y la Virgen María”.

En el momento en que llegó el día de Pentecostés, estaban todos y cada uno de los fieles reunidos en un mismo rincón. De pronto, un estruendos del cielo, como de un viento fuerte, retumbó en toda la vivienda donde estaban. Vieron manifestarse unas lenguas, como de fuego, que se repartían, poniéndose encima de cada uno de ellos. Todos se llenaron del Espíritu Beato y comenzaron a charlar en lenguas extranjeras, cada uno de ellos en la lengua que el Espíritu le sugería. Estaban entonces en Jerusalén judíos devotos de todas y cada una de las naciones de la tierra. Al oír el estruendos, fueron en masa y han quedado desconcertados pues cada uno de ellos les oía charlar en su idioma. Increíblemente sorprendidos, preguntaban: —«¿No son galileos todos los que charlan? Entonces, ¿cómo todos nosotros les oímos charlar en nuestra lengua? Entre nosotros hay partes, medas y elamitas, otros habitamos Mesopotamia, Judea, Capadocia, en el Ponto y en Asia, en Frígia o en Panfilia, en Egipto o en la región de Libia que limita con Cirene; ciertos somos forasteros de Roma, otros judíos o prosélitos; asimismo hay cretenses y árabes; y cada uno de ellos les oímos charlar de las maravillas de Dios en nuestra lengua».

Bendice, alma mía, al Señor: ¡Santo dios, qué grande eres! Cuántas son tus proyectos, Señor, la tierra está llena de tus criaturas.

La fuente y el agua

En el AT, la imagen del agua se usa para argumentar el desarrollo de la vegetación, para representar el don de la vida. Tenemos la posibilidad de remitirnos al artículo de Ezequiel 47: el agua aflora del Templo hacia Oriente y provoca que renazca la vida. Esta profecía nos se utiliza para comprender al evangelista San Juan, en el momento en que detalla que del lado de Jesús salió agua (Jn. 19,34). Esa agua es una fuente insaciable, es el agua de la vida. Cualquier fuente tiene algo enigmático. Se ve de dónde aflora, pero no se conoce de dónde viene. (Jn. 4,14; Jn. 7,37-39). El símbolo del agua asimismo nos hace ver un similar entre el Espíritu y el Reino. El agua del espíritu mana poco a poco más abundante, tal como la semilla del Reino se marcha propagando y genera cada uno de ellos

Entre todas y cada una de las imágenes del Espíritu Beato, la paloma tiene un espacio favorecido. La podemos encontrar en las representaciones que se hicieron del bautismo de Jesús. Jn. 1.32: «He visto al Espíritu que bajaba como una paloma del cielo». En los cuadros de la Anunciación asimismo se ha representado el Espíritu, con apariencia de paloma.

Sabiduría

Por medio de la sabiduría, llegamos a apreciar apropiadamente las cosas que suponemos por la fe. Las verdades de la fe cristiana son mucho más esenciales que las cosas de este planeta, y la sabiduría nos asiste a organizar apropiadamente nuestra relación con el planeta desarrollado.

Al tiempo que la sabiduría es el deseo de contemplar las cosas de Dios, el intelecto nos deja capturar, por lo menos de manera limitada, la esencia misma de las verdades de la fe católica.

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